Anahata, situado en la zona del corazón, conecta los tres chacras superiores (mundo material) con los tres chacras inferiores (mundo espiritual).

El amor es el principio básico que se asocia a este chacra, el amor como un estado del ser. Cuando este chacra se abre hay una expansión de la energía del amor, en cambio cuando se cierra, sentimos una depresión anímica.

Pero no es tan fácil sentir el amor, muchas veces solo lo pensamos, en lugar de dejar la mente silenciosa para que se exprese desde el sentir.

Cuando la mente se rinde al corazón, se establece una harmonía que deja a la persona en una paz profunda y sin tensión o conflicto alguno.

En anahata podemos transformar los miedos en amor, tenemos que ser valientes para transmutar el dolor en alegría, el vacío en plenitud. Ejemplo: cuando estamos resentidos con alguien podemos poco a poco renunciar a culpabilizarlo, asumiendo la responsabilidad de lo que sentimos. Acoger nuestro dolor, darle cabida en nuestro corazón para que lo acabe de llorar y pueda ir cicatrizando la herida. Esto se hace renunciando al pensamiento, no hay que recrearse en el sufrimiento mental porque esto nos exime de la responsabilidad de lo que sentimos.

En Anahata aprendemos que el amor es nuestra responsabilidad, si queremos transformar nuestra vida debemos entregarnos al camino de la superación, sin caer en el victimismo.

Uno de los objetivos de este chacra es crear un estado de equilibrio en nosotros y nuestro entorno, y abrirnos a la compasión y al amor. Y cuando la energía pasa a través del corazón, conectando el cuerpo y la mente, lo externo y lo interno, el yo y los otros, nos recompensa con una sensación de paz y plenitud.

Para esto también hace falta pasar de ser una persona adulta a ser una persona madura, a haber desarrollado un gran sentido de la autoestima y haber superado los miedos mediante un proceso de crecimiento personal.

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Nuria Cusiné