Mitos, estereotipos y creencias que nos limitan frente al amor.

Las formas en las que hemos aprendido a querer están llenas de superficialidades. Los cuentos de hadas y las novelas donde triunfa el amor y el “vivieron felices para siempre”, han impregnado nuestro inconsciente desde que somos niñ@s. Y crecemos buscando a la familia feliz, el trabajo ideal, la casa de los sueños, y creyendo en la doncella desamparada y el príncipe encantador.

Pero la verdad es que casi todos los que hemos superado los 30, tenemos en la mochila un montón de experiencias que nos han ayudado a depurar esta lista de fantasía.

Quizás Cenicienta después de esa noche de euforia, habría salido corriendo al descubrir en la convivencia, que el Príncipe Charming era un obsesivo compulsivo. Y vaya que eso era de prever, porque movió cielo y tierra para encontrar a su doncella de una noche.

Y ni hablar de la Princesa Bella que decidió quedarse en el castillo para “Salvar” al príncipe Adam, que era nada más y nada menos que una Bestia.

Estas ideas sobre las relaciones, que vemos escritas en cuentos, canciones y novelas románticas, de cómo debe comportarse y actuar una persona en sus relaciones, no afecta únicamente a las mujeres. Lo que pensamos de los hombres es una idea construida, no desde sus propias virtudes, sino desde el tener que demostrar que no son mujeres, por lo que se ven presionados a seguir ciertos patrones.

Se espera de un hombre que no exprese emociones y que se muestre fuerte intelectual y físicamente. Así como que asuma responsabilidades familiares tales como ser el jefe del hogar que cuida a toda su familia.

Pues lo ideal es que los roles sean compartidos de forma igualitaria entre hombres y mujeres. Sin embargo, hay un sistema de creencias heredadas de generación en generación que nos definen.

Las heridas de la infancia

Esos comportamientos de las princesas también nos hablan de sus propias heridas desde la niñez.

¿Cómo no va a salir corriendo cenicienta directo a los brazos del príncipe, cuando lo que vive en casa es un infierno? Sus propios miedos y sus propios dolores, le hacen ver en Charming la figura de su padre protector y eso vale mucho más que sus posibles toques obsesivos.

Bella, en cambio cree que es la “Salvadora” de la bestia porque ha crecido con la creencia de que el amor, todo lo sana, todo lo resuelve y lo supera. Es decir, que cualquier malvado, solo necesita amor para convertirse en bueno. Y aunque ella solo desea volver con su padre, sabe que si no le da amor a la bestia entonces él siempre será una bestia y el sentimiento de culpa será recurrente.

Nuestras propias heridas de la infancia y las experiencias vividas, van dejando una huella invisible dentro de nuestros pensamientos y emociones, y se reflejan a través de las acciones. Cuando nos sentimos inseguros, tenemos miedo a la soledad, al que dirán, a sentirnos rechazados, a ser abandonados o traicionados. Cuando surgen emociones que incluso nos sorprenden a nosotr@s mism@s, nos asustan y nos bloquean.

De alguna manera atraemos entonces personas que vienen a suplir nuestras necesidades, nuestros vacíos emocionales, y no compañer@s idóne@s con quien mantener relaciones sanas y felices.

Es aquí donde empezar a reconocernos es sumamente importante, porque es muy difícil tener relaciones sanas y conscientes, cuando somos nosotros mism@s quienes atraemos relaciones caóticas y situaciones de las que luego nos quejamos.

Uno de los principales conflictos emocionales que arrastramos desde la infancia es el abandono. En ocasiones cuando crecemos, somos capaces de hacer “lo que sea” por no sentirnos abandonad@s y por no sentir que “abandonamos a otros”.

Pasamos años aferrados a relaciones en las que no estamos cómodos desde el principio o con personas con las que no compartimos unos mismos valores ni compatibilizamos, por el miedo a la soledad y por la dependencia emocional que experimentamos. Y nos convertimos en seres insatisfechos, infelices, y ansiosos. Dejamos de vivir en plenitud.

¿Cómo puedo resolverlo?

Lo más importante es tener ganas de transitar hacia relaciones saludables. Y para ello es necesario hacer un proceso de transformación personal, trabajando en los aspectos que te impiden desarrollarte satisfactoriamente en el amor.

Necesitamos ser personas plenas, felices y seguras, reconocer a nuestr@ niñ@ interior, aceptarl@ y empezar a cuidar de él/ella, hablarle de forma amorosa, para crear un diálogo interno positivo desde el adulto que somos. Retarnos a enfrentar nuestros miedos, a priorizarnos, y a actuar de forma consciente, para que las personas que atraigamos a nuestra vida también sean personas plenas, felices y seguras.

A veces nos hace falta una persona que nos ayude a leer lo que nos sucede y a trabajarlo con mejores herramientas. En ese caso la asesoría y acompañamiento de un coach personal puede ayudarte a reconocer tus heridas, a trabajar en tus creencias, y a reconstruir tu amor propio para poder cambiar tu mentalidad y enfocarte en manifestar una relación consciente y feliz.

Trabajar los hábitos positivos para sentirte más saludable y vital, así como implementar el Mindfulness para combatir el estrés y la ansiedad, y entrar en un estado de calma y serenidad que te aporte foco y claridad a tus deseos, también son grandes herramientas para aumentar tu nivel de energía y estar preparado para establecer relaciones sanas.

Iniciar el camino hacia el encuentro contigo mism@ no es solo “soplar y hacer botellas”, necesita constancia, pero sobre todo determinación de que quieres alcanzar una mejor versión de ti e ir a por tus objetivos de vida.

Si necesitas ayuda en este tema, puedes mandarme un whatzupp al +34644475821 (Núria), y me pondré en contacto contigo para darte toda la información que necesites.

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Nuria Cusiné